Source: Food and Agriculture Organization of the United Nations, World Food Programme
Country: Algeria, Angola, Argentina, Armenia, Azerbaijan, Bangladesh, Benin, Bolivia (Plurinational State of), Botswana, Brazil, Burkina Faso, Burundi, Cambodia, Cameroon, Central African Republic, Chad, Chile, China, Colombia, Congo, Costa Rica, Côte d'Ivoire, Cuba, Democratic People's Republic of Korea, Democratic Republic of the Congo, Dominican Republic, Ecuador, Egypt, El Salvador, Eritrea, Ethiopia, Gabon, Gambia, Georgia, Ghana, Guatemala, Guinea, Guyana, Haiti, Honduras, India, Indonesia, Iran (Islamic Republic of), Jamaica, Jordan, Kazakhstan, Kenya, Kuwait, Kyrgyzstan, Lao People's Democratic Republic (the), Lebanon, Lesotho, Liberia, Libya, Madagascar, Malawi, Malaysia, Mali, Mauritania, Mauritius, Mexico, Mongolia, Morocco, Mozambique, Myanmar, Namibia, Nepal, Nicaragua, Niger, Nigeria, Pakistan, Panama, Paraguay, Peru, Philippines, Republic of Korea, Rwanda, Saudi Arabia, Senegal, Sierra Leone, Sri Lanka, Sudan, Suriname, Swaziland, Syrian Arab Republic, Tajikistan, Thailand, Togo, Trinidad and Tobago, Tunisia, Turkey, Turkmenistan, Uganda, United Republic of Tanzania, Uruguay, Uzbekistan, Venezuela (Bolivarian Republic of), Viet Nam, Yemen, Zambia, Zimbabwe
Mensajes principales
El estado de la inseguridad alimentaria
en el mundo 2009 es el 10.=BA informe de situación de la FAO sobre el hambre
en el mundo desde la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) de 1996.
En el informe se destaca el hecho de que, incluso antes de que se produjeran
la crisis alimentaria y la crisis económica, el n=FAmero de personas que
padecían hambre había aumentado lenta pero constantemente. Sin embargo,
el inicio de estas crisis provocó el incremento pronunciado del n=FAmero
de personas que padecen hambre en el mundo.
Como resultado de la crisis económica
mundial, los países en desarrollo están sufriendo disminuciones de las
remesas, los beneficios de las exportaciones, la inversión extranjera directa
y la asistencia extranjera, lo que provoca la pérdida de empleos e ingresos.
Esta pérdida de ingresos se complica por los precios de los alimentos,
que siguen siendo relativamente elevados en los mercados locales de muchos
países pobres.
Como consecuencia, los hogares pobres
se ven obligados a consumir menos comidas y alimentos menos nutritivos,
reducir los gastos sanitarios y de educación y vender sus bienes.
A pesar de las dificultades financieras
que afrontan los gobiernos de todo el mundo, la inversión en agricultura
y las redes de seguridad siguen constituyendo partes esenciales de la respuesta
eficaz que se debe dar para reducir la inseguridad alimentaria ahora y
en el futuro.
El hambre estaba en aumento incluso antes
de la crisis alimentaria y la crisis económica. El objetivo de la Cumbre
Mundial sobre la Alimentación de reducir a la mitad el n=FAmero de personas
subnutridas para que fuera inferior a los 420 millones de personas antes
de 2015 no se logrará si contin=FAan las tendencias que prevalecían antes
de ambas crisis.
La FAO estima que en 2009 hay 1 020 millones
de personas subnutridas en todo el mundo. Esta es la mayor cifra de personas
hambrientas desde 1970 y significa un empeoramiento de las tendencias insatisfactorias
presentes ya antes de la crisis económica.
El incremento de la inseguridad alimentaria
no es el resultado de malas cosechas, sino de los elevados precios nacionales
de los alimentos, los menores ingresos y un desempleo en aumento, que han
reducido el acceso de las personas pobres a los alimentos. En otras palabras,
los beneficios derivados de la caída de los precios mundiales de los cereales
se han visto más que contrarrestados por el declive económico mundial.
Para abordar la carga de las crisis consecutivas
de los alimentos y la economía, las personas pobres reducen la diversidad
de sus dietas y el gasto en necesidades esenciales, como la educación y
los cuidados sanitarios. Ya se pusieron a prueba los mecanismos de adaptación
durante la crisis alimentaria, y ahora los pobres se verán obligados a
recurrir a=FAn más a sus escasos bienes, lo que creará trampas de pobreza
y afectará negativamente a la seguridad alimentaria a largo plazo. La mortalidad
infantil aumentará y las niñas se verán más afectadas que los niños.
Un sector agrícola saneado puede amortiguar
los problemas económicos y de empleo en épocas de crisis, especialmente
en los países más pobres. No obstante, las experiencias adquiridas en crisis
económicas anteriores sugieren que la inversión en agricultura podría descender
pronto. Se debe evitar dicha reducción para que la agricultura pueda servir
de motor del crecimiento y de reducción de la pobreza y constituya un pilar
a largo plazo del enfoque de doble componente para luchar contra el hambre.
La mayor inversión en agricultura en las décadas de 1970 y 1980 ayudó en
gran medida a reducir el n=FAmero de personas subnutridas. Junto con la agricultura,
se debe prestar la debida atención al desarrollo del sector no agrícola
en el medio rural, que representa otra vía para salir de la pobreza y la
inseguridad alimentaria.
Las intervenciones relacionadas con las
redes de seguridad deberían abordar el impacto inmediato en las personas
vulnerables y proporcionar al mismo tiempo soluciones sostenibles para
los problemas subyacentes. En cuanto pilares de apoyo a corto plazo del
enfoque de doble componente, las redes de seguridad deben permitir a los
beneficiarios acceder más fácilmente al crédito, así como a insumos modernos,
y adoptar nuevas tecnologías, lo que les permitirá dejar de depender del
programa de redes de seguridad. Para alcanzar estos objetivos, las redes
de seguridad deben estar bien integradas en programas más amplios de asistencia
social. Se deberá prestar especial ayuda a las personas pobres del medio
urbano, ya que se vieron gravemente afectadas por la crisis alimentaria
y es más probable que sufran el desempleo debido a la actual crisis económica.
El hecho de que el hambre estuviera en
aumento incluso antes de la crisis alimentaria y la crisis económica sugiere
que las soluciones actuales son insuficientes, y que la adopción de un
enfoque basado en el derecho a la alimentación desempeñará una función
importante en la erradicación de la inseguridad alimentaria. Para que dejen
de padecer hambre, las personas que sufren inseguridad alimentaria necesitan
tener control sobre los recursos, acceso a las oportunidades, y que se
mejore la gobernanza en los ámbitos internacional, nacional y local.